Los paraísos fiscales son una parte fundamental y necesaria del capitalismo financiero actual, son parte de la arquitectura de la impunidad que permite a las multinacionales, grandes fortunas y entidades financieras ocultar ingreso y beneficios, defraudando y eludiendo sus correspondientes obligaciones fiscales.

Los tratados de comercio TTIP, CETA y TISA tienen como objetivo la libre circulación de capital con la menores obligaciones posibles. Las multinacionales al igual que implantan sus empresas en aquellos países donde los llamados costes de producción son menores (léase: menos derechos laborales), también implantan sus oficinas en aquellos espacios donde la fiscalidad es nula o mínima. Estos son los llamados paraísos fiscales, territorios donde conviven las fortunas de monarquías, los beneficios de las grandes multinacionales o de la delincuencia internacional.

Los recientes escándalos de Offshore Leaks (2013), LuxLeaks (2014), Swiss Leaks (2015) y Papeles de Panamá (2016) han puesto en evidencia que no hay que viajar a una  exótica isla para encontrar un paraíso fiscal, y que con frecuencia gobiernos de países de la Unión Europea pactan con las multinacionales beneficios fiscales en detrimento de las arcas públicas de países supuestamente amigos. El mejor ejemplo es el actual presidente de la UE, Jean Claude Juncker que cuando era ministros de finanzas de Luxemburgo pactó con al menos 340 multinacionales – entre ellas Pepsi, Ikea o Deutsche Bank – una fiscalidad mínima, que les permitió, mediante ingeniería fiscal, eludir la mayoría de sus obligaciones fiscales en otro países de la Unión Europea.

La OCDE ha reducido la lista de paraísos fiscales a solo tres, ya que cualquier país antes considerado paraíso fiscal, si accede al intercambio de información deja de aparecer en su lista. Sin embargo un enorme de volumen de dinero se mueve en guaridas financieras como la City de Londres, la Islas del Canal en Reino Unido; Delaware o Nevada en EEUU; Luxemburgo, Holanda o Irlanda, y por supuesto en los tradicionales paraísos de siempre Caiman, Suiza, Andorra, Gibraltar etc. Google, Amazon, Microsoft, McDonald’s, Apple … o el 95% de las empresa del Ibex35 tienen filiales en paraísos fiscales con el único propósitos de eludir pagar impuestos en aquellos países donde generan sus beneficios. Estos miles de millones ocultos al erario público suponen el empobrecimiento y devaluación de los derechos de la ciudadanía, el deterioro y privatización de los servicios públicos.

Los tratados del mal llamado libre comercio que se están negociando, y que se han negociado, no previenen estas prácticas, muy al contrario, con la intensificación del tráfico fronterizo  de servicios financieros, se facilitará un mayor de movimientos de capital a espacios opacos, que hemos de recordar están en el corazón mismo de la Unión Europea o Estados Unidos.

El CETA por ejemplo, en vez de prevenir estos riesgos, limita la capacidad de regular de los gobiernos, y da a la industria financiera un instrumento incidencia en el Órgano de Cooperación Regulada. No hay que olvidar que los bancos, junto con los despachos de abogados, son los elementos imprescindibles para que funcione el tráfico de dinero de un país a un paraíso fiscal.

El CETA, al igual que otros tratados, permite a las multinacionales y a los bancos demandar a los estados por cualquier cambio de regulación que consideren que limita sus aspiraciones de beneficios. Y las multinacionales han utilizado en múltiples ocasiones estos tribunales para limitar la capacidad de los gobiernos para regular mediante impuestos una mejor distribución de la riqueza y una mayor justicia fiscal.

Además el Mecanismo de Resolución de Conflictos entre Inversor y Estados (ISDS) incluido en los tratados de comercio e inversión, o el ICS incluido en el CETA,  amenazan la capacidad de los Estados para cambiar las leyes tributarias y aplicar políticas fiscales progresistas.

El control sobre los impuestos es parte esencial de la soberanía de un país, y muchos tratados incluyen cláusulas de excepción fiscal para limitar la capacidad de demanda  de los inversores extranjeros en relación con estas cuestiones. Pero esto no ha impedido que un número creciente de casos inversor-Estado hayan cuestionado cambios en la normativa de impuestos de algunos estados.

Una vez más cualquier política progresista que limite exenciones fiscales a las grandes empresas, o que aumente los impuestos de sociedades o a los beneficios de estas, o ponga impuestos especiales a las energías fósiles etc. pueden verse amenazadas por demandas de los inversores extranjeros gracias a los tratados de comercio.

Por todo esto, en la pasada asamblea estatal, la campaña No al TTIP, CETA, TISA decidió hacer suyo el llamamiento del Foro Social Mundial de Montreal de Montreal, en agosto de 2016, y participar en el Día Global de Acción contra los Paraíso Fiscales. Por eso el día 3 de abril saldremos a las plazas y calles diciendo #niCETAniTTIP #FueraParaisosFiscales

Más información, 3 de abril – Día Global de Acción contra los Paraísos Fiscales

Actos convocados para el día 3 de abril
Madrid
10:00, Jornada de debate en el congreso de los diputados
19:00, Concentración en Callao

Barcelona
Día 3 de abril, 19:00
Concentración en la plaza Sant Jaume
Día 6 de abril, 20:00, Cines Texas: proyección y cine-forum “Mami para qué os quiero

Las Palmas de Gran Canaria
19:00, Concentración en la plaza de Saulo Turon

Valencia
19:00, Concentración en Carrer Colón, 25

Jerez de la Frontera
19:00, Concentración en la Plaza Arenal

Castellón de la Plana
18:00, Concentración Plaza de Santa Clara

Los paraísos fiscales son una parte fundamental y necesaria del capitalismo financiero actual, son parte de la arquitectura de la impunidad que permite a las multinacionales, grandes fortunas y entidades financieras ocultar ingreso y beneficios, defraudando y eludiendo sus correspondientes obligaciones fiscales.

Los tratados de comercio TTIP, CETA y TISA tienen como objetivo la libre circulación de capital con la menores obligaciones posibles. Las multinacionales al igual que implantan sus empresas en aquellos países donde los llamados costes de producción son menores (léase: menos derechos laborales), también implantan sus oficinas en aquellos espacios donde la fiscalidad es nula o mínima. Estos son los llamados paraísos fiscales, territorios donde conviven las fortunas de monarquías, los beneficios de las grandes multinacionales o de la delincuencia internacional.

Los recientes escándalos de Offshore Leaks (2013), LuxLeaks (2014), Swiss Leaks (2015) y Papeles de Panamá (2016) han puesto en evidencia que no hay que viajar a una  exótica isla para encontrar un paraíso fiscal, y que con frecuencia gobiernos de países de la Unión Europea pactan con las multinacionales beneficios fiscales en detrimento de las arcas públicas de países supuestamente amigos. El mejor ejemplo es el actual presidente de la UE, Jean Claude Juncker que cuando era ministros de finanzas de Luxemburgo pactó con al menos 340 multinacionales – entre ellas Pepsi, Ikea o Deutsche Bank – una fiscalidad mínima, que les permitió, mediante ingeniería fiscal, eludir la mayoría de sus obligaciones fiscales en otro países de la Unión Europea.

La OCDE ha reducido la lista de paraísos fiscales a solo tres, ya que cualquier país antes considerado paraíso fiscal, si accede al intercambio de información deja de aparecer en su lista. Sin embargo un enorme de volumen de dinero se mueve en guaridas financieras como la City de Londres, la Islas del Canal en Reino Unido; Delaware o Nevada en EEUU; Luxemburgo, Holanda o Irlanda, y por supuesto en los tradicionales paraísos de siempre Caiman, Suiza, Andorra, Gibraltar etc. Google, Amazon, Microsoft, McDonald’s, Apple … o el 95% de las empresa del Ibex35 tienen filiales en paraísos fiscales con el único propósitos de eludir pagar impuestos en aquellos países donde generan sus beneficios. Estos miles de millones ocultos al erario público suponen el empobrecimiento y devaluación de los derechos de la ciudadanía, el deterioro y privatización de los servicios públicos.

Los tratados del mal llamado libre comercio que se están negociando, y que se han negociado, no previenen estas prácticas, muy al contrario, con la intensificación del tráfico fronterizo  de servicios financieros, se facilitará un mayor de movimientos de capital a espacios opacos, que hemos de recordar están en el corazón mismo de la Unión Europea o Estados Unidos.

El CETA por ejemplo, en vez de prevenir estos riesgos, limita la capacidad de regular de los gobiernos, y da a la industria financiera un instrumento incidencia en el Órgano de Cooperación Regulada. No hay que olvidar que los bancos, junto con los despachos de abogados, son los elementos imprescindibles para que funcione el tráfico de dinero de un país a un paraíso fiscal.

El CETA, al igual que otros tratados, permite a las multinacionales y a los bancos demandar a los estados por cualquier cambio de regulación que consideren que limita sus aspiraciones de beneficios. Y las multinacionales han utilizado en múltiples ocasiones estos tribunales para limitar la capacidad de los gobiernos para regular mediante impuestos una mejor distribución de la riqueza y una mayor justicia fiscal.

Además el Mecanismo de Resolución de Conflictos entre Inversor y Estados (ISDS) incluido en los tratados de comercio e inversión, o el ICS incluido en el CETA,  amenazan la capacidad de los Estados para cambiar las leyes tributarias y aplicar políticas fiscales progresistas.

El control sobre los impuestos es parte esencial de la soberanía de un país, y muchos tratados incluyen cláusulas de excepción fiscal para limitar la capacidad de demanda  de los inversores extranjeros en relación con estas cuestiones. Pero esto no ha impedido que un número creciente de casos inversor-Estado hayan cuestionado cambios en la normativa de impuestos de algunos estados.

Una vez más cualquier política progresista que limite exenciones fiscales a las grandes empresas, o que aumente los impuestos de sociedades o a los beneficios de estas, o ponga impuestos especiales a las energías fósiles etc. pueden verse amenazadas por demandas de los inversores extranjeros gracias a los tratados de comercio.

Por todo esto, en la pasada asamblea estatal, la campaña No al TTIP, CETA, TISA decidió hacer suyo el llamamiento del Foro Social Mundial de Montreal de Montreal, en agosto de 2016, y participar en el Día Global de Acción contra los Paraíso Fiscales. Por eso el día 3 de abril saldremos a las plazas y calles diciendo #niCETAniTTIP #FueraParaisosFiscales

Más información, 3 de abril – Día Global de Acción contra los Paraísos Fiscales

Actos convocados para el día 3 de abril
Madrid
10:00, Jornada de debate en el congreso de los diputados
19:00, Concentración en Callao

Barcelona
Día 3 de abril, 19:00
Concentración en la plaza Sant Jaume
Día 6 de abril, 20:00, Cines Texas: proyección y cine-forum “Mami para qué os quiero

Las Palmas de Gran Canaria
19:00, Concentración en la plaza de Saulo Turon

Valencia
19:00, Concentración en Carrer Colón, 25

Jerez de la Frontera
19:00, Concentración en la Plaza Arenal

Castellón de la Plana
18:00, Concentración Plaza de Santa Clara