Nuevo análisis de CAN Europe sobre las consecuencias que tendría aceptar el resultado del proceso de modernización del Tratado de la Carta de la Energía.
El Tratado de la Carta de la Energía (TCE) es un acuerdo comercial
internacional que protege a las inversiones extranjeras en el sector
energético. A través del mecanismo de resolución de controversias
inversor-Estado (ISDS, por sus siglas en inglés), permite que las empresas
demanden a los gobiernos por acciones que perjudiquen sus beneficios,
incluidas las políticas climáticas. El 24 de junio de 2022 se llegó a un
acuerdo preliminar sobre la modernización del TCE. Ahora, los países
signatarios tienen hasta el 22 de noviembre de 2022 para considerar si
aceptan los resultados o se retiran del Tratado. Hemos analizado el
acuerdo preliminar y hemos llegado a las siguientes conclusiones:
IDEAS CLAVE
- La reforma de la protección de las inversiones es insuficiente para
que los países implementen una acción climática compatible con el
Acuerdo de París: los combustibles fósiles siguen estando protegidos
durante demasiado tiempo; los derechos de los inversores siguen
siendo muy amplios; no se ha reformado el controvertido
mecanismo ISDS. - La expansión a nuevas tecnologías incrementa el riesgo de nuevas
demandas con relación a la transición a energía 100% renovable. - La firma de la reforma daría nueva vida a un acuerdo peligroso, por lo
que es muy probable que nuevos países se adhieran y extiendan los
riesgos del TCE al Sur Global. - Una salida coordinada reduciría el riesgo de demandas de arbitraje
en comparación con permanecer en un TCE modernizado.
Descargar el informe completo aquí.
Nuevo análisis de CAN Europe sobre las consecuencias que tendría aceptar el resultado del proceso de modernización del Tratado de la Carta de la Energía.
El Tratado de la Carta de la Energía (TCE) es un acuerdo comercial
internacional que protege a las inversiones extranjeras en el sector
energético. A través del mecanismo de resolución de controversias
inversor-Estado (ISDS, por sus siglas en inglés), permite que las empresas
demanden a los gobiernos por acciones que perjudiquen sus beneficios,
incluidas las políticas climáticas. El 24 de junio de 2022 se llegó a un
acuerdo preliminar sobre la modernización del TCE. Ahora, los países
signatarios tienen hasta el 22 de noviembre de 2022 para considerar si
aceptan los resultados o se retiran del Tratado. Hemos analizado el
acuerdo preliminar y hemos llegado a las siguientes conclusiones:
IDEAS CLAVE
- La reforma de la protección de las inversiones es insuficiente para
que los países implementen una acción climática compatible con el
Acuerdo de París: los combustibles fósiles siguen estando protegidos
durante demasiado tiempo; los derechos de los inversores siguen
siendo muy amplios; no se ha reformado el controvertido
mecanismo ISDS. - La expansión a nuevas tecnologías incrementa el riesgo de nuevas
demandas con relación a la transición a energía 100% renovable. - La firma de la reforma daría nueva vida a un acuerdo peligroso, por lo
que es muy probable que nuevos países se adhieran y extiendan los
riesgos del TCE al Sur Global. - Una salida coordinada reduciría el riesgo de demandas de arbitraje
en comparación con permanecer en un TCE modernizado.
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