• Ayer, 7 de febrero, la Comisión Europea reconoció que la salida coordinada de la UE del Tratado de la Carta de la Energía es la mejor opción dada su incompatibilidad con los objetivos climáticos de la Unión.
  • La decisión llega un día después de que se filtrara un documento interno de la Comisión que situaba la salida de la UE como «inevitable». 
  • La campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión celebra este paso indispensable para desenganchar la economía de los combustibles fósiles.

Después de años de debate y negociaciones para modernizar el polémico Tratado de la Carta de la Energía (TCE) que protege las inversiones fósiles, la Comisión Europea ha dado un giro de 180 grados. Ayer, 7 de febrero, la Comisión confirmó que recomienda la salida coordinada de la UE del TCE como la mejor opción a seguir.

Fuentes oficiales han confirmado que ayer mismo la Comisión recomendó a los Estados miembros de la UE que el bloque debería «llevar a cabo una retirada coordinada». Dado el contexto actual en el que siete países de la UE han anunciado desde el pasado mes de octubre que abandonarán el TCE de forma unilateral, modernizar el Tratado «no es factible», han reconocido. A lo que han añadido que «un TCE no modernizado no está en consonancia con la política de la UE en materia de protección de las inversiones ni con el Pacto Verde Europeo».

Tras esta noticia, ahora el Consejo de la UE deberá reunirse y debatir la recomendación de la Comisión de optar por la salida coordinada de la UE. Para aprobarse se necesita una mayoría cualificada de países a favor de esta opción. Del mismo modo que en noviembre de 2022 España, Francia, Países Bajos y Alemania bloquearon que la UE adoptara una posición unitaria en torno a la modernización del TCE, ahora una minoría de países podrían bloquear los intentos de abandonar el tratado. De momento, se desconocen las fechas.

Las organizaciones de la sociedad civil han celebrado este nuevo paso que ahora da la Comisión Europea. Llevan tiempo advirtiendo de los perjuicios ambientales y sociales de este tratado que se gestó en los años 90 y que permite a las grandes energéticas demandar a los Estados por sus políticas climáticas. En la actualidad existen más de 344.000 millones de euros protegidos en inversiones fósiles por medio del TCE y el Estado español tiene 53 demandas en proceso. 

Esta y otras razones hicieron que, en mayo de 2022, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF solicitaran al Gobierno español el abandono inmediato de España del Tratado. Algo que se consiguió y oficializó en octubre de ese año, con el envío a la Comisión Europea de una carta firmada por la vicepresidenta segunda del Gobierno para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, María Reyes Maroto, y el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, con la decisión de España de abandonar el TCE.

A pesar de celebrar este nuevo paso, la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión demanda al Gobierno español y a la Comisión Europea que sean igual de coherentes en sus objetivos climáticos con el resto de su política comercial. Por ello, exige que también se paralicen otros tratados con fuertes impactos ambientales, sociales y económicos como UE-Mercosur, UE-Chile o UE-México.

Marta García Pallarés, portavoz de la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión y Ecologistas en Acción, ha declarado: «Llevamos años pidiendo a la UE que abandone el TCE y sea coherente con sus compromisos climáticos. Esta decisión, sin duda alguna, va en la dirección adecuada. Ahora esperamos que se pongan en marcha todos los procedimientos de forma inmediata. No obstante, tanto el Gobierno español como la propia Comisión siguen apostando férreamente por el libre comercio y la protección de inversiones a través del impulso de otros acuerdos que profundizan la deforestación, el aumento de emisiones, las violaciones de derechos humanos y la inseguridad alimentaria, entre otros impactos. Es hora de cambiar eso también».

 

  • Ayer, 7 de febrero, la Comisión Europea reconoció que la salida coordinada de la UE del Tratado de la Carta de la Energía es la mejor opción dada su incompatibilidad con los objetivos climáticos de la Unión.
  • La decisión llega un día después de que se filtrara un documento interno de la Comisión que situaba la salida de la UE como «inevitable». 
  • La campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión celebra este paso indispensable para desenganchar la economía de los combustibles fósiles.

Después de años de debate y negociaciones para modernizar el polémico Tratado de la Carta de la Energía (TCE) que protege las inversiones fósiles, la Comisión Europea ha dado un giro de 180 grados. Ayer, 7 de febrero, la Comisión confirmó que recomienda la salida coordinada de la UE del TCE como la mejor opción a seguir.

Fuentes oficiales han confirmado que ayer mismo la Comisión recomendó a los Estados miembros de la UE que el bloque debería «llevar a cabo una retirada coordinada». Dado el contexto actual en el que siete países de la UE han anunciado desde el pasado mes de octubre que abandonarán el TCE de forma unilateral, modernizar el Tratado «no es factible», han reconocido. A lo que han añadido que «un TCE no modernizado no está en consonancia con la política de la UE en materia de protección de las inversiones ni con el Pacto Verde Europeo».

Tras esta noticia, ahora el Consejo de la UE deberá reunirse y debatir la recomendación de la Comisión de optar por la salida coordinada de la UE. Para aprobarse se necesita una mayoría cualificada de países a favor de esta opción. Del mismo modo que en noviembre de 2022 España, Francia, Países Bajos y Alemania bloquearon que la UE adoptara una posición unitaria en torno a la modernización del TCE, ahora una minoría de países podrían bloquear los intentos de abandonar el tratado. De momento, se desconocen las fechas.

Las organizaciones de la sociedad civil han celebrado este nuevo paso que ahora da la Comisión Europea. Llevan tiempo advirtiendo de los perjuicios ambientales y sociales de este tratado que se gestó en los años 90 y que permite a las grandes energéticas demandar a los Estados por sus políticas climáticas. En la actualidad existen más de 344.000 millones de euros protegidos en inversiones fósiles por medio del TCE y el Estado español tiene 53 demandas en proceso. 

Esta y otras razones hicieron que, en mayo de 2022, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF solicitaran al Gobierno español el abandono inmediato de España del Tratado. Algo que se consiguió y oficializó en octubre de ese año, con el envío a la Comisión Europea de una carta firmada por la vicepresidenta segunda del Gobierno para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, María Reyes Maroto, y el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, con la decisión de España de abandonar el TCE.

A pesar de celebrar este nuevo paso, la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión demanda al Gobierno español y a la Comisión Europea que sean igual de coherentes en sus objetivos climáticos con el resto de su política comercial. Por ello, exige que también se paralicen otros tratados con fuertes impactos ambientales, sociales y económicos como UE-Mercosur, UE-Chile o UE-México.

Marta García Pallarés, portavoz de la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión y Ecologistas en Acción, ha declarado: «Llevamos años pidiendo a la UE que abandone el TCE y sea coherente con sus compromisos climáticos. Esta decisión, sin duda alguna, va en la dirección adecuada. Ahora esperamos que se pongan en marcha todos los procedimientos de forma inmediata. No obstante, tanto el Gobierno español como la propia Comisión siguen apostando férreamente por el libre comercio y la protección de inversiones a través del impulso de otros acuerdos que profundizan la deforestación, el aumento de emisiones, las violaciones de derechos humanos y la inseguridad alimentaria, entre otros impactos. Es hora de cambiar eso también».